Friday, June 11, 2010
Josef Ajram x New Balance.
Que podemos decir nosotros de Josef Ajram. Que es un loco?. Un loco con una cabeza "que mas de uno desearía tenerla" y un espíritu de superación que no tiene descripción alguna, a lo mejor será por las NEW BALANCE M574 que utiliza en su día a día?, quien sabe....
Josef Ajram: "Tiene más mérito sobrevivir a la bolsa que a la ultramar".
Con estas palabras empieza la entrevista a esta especial persona. Josef combina a la perfección su trabajo como broker y deportista de elite, bueno de elite es poco, este chico hace cosas que no son normales. La entrevista es extensa, pero vale la pena leerla.
Os dejamos un video de su primera intervención en el programa de Buenafuente. En dicho video tanto Josef Ajram como Buenafuente (conocidísimo adepto a New Balance) calzan sus respectivas NB. Josef unas flamantes M574 y Buenafuente unas U410.
Empezamos con la entrevista:
¿Dónde está el límite?
Este broker de éxito tras nadar 10 kilómetros, pedalear otros 421 y correr dos maratones, todo seguido. Pues si no lo sabe él...
¿Cómo le dio por hacerse ultrafondista?
No te lo planteas hasta que te encuentras con ello. Haces una cosita, y luego otra más larga y más... Así me vi corriendo 250 kilómetros en 2006 por el desierto del Sahara.
Vamos, que le va la marcha.
Me van los desafíos. La «cronometritis», o lucha contra el crono, me da mucha pereza. Hay que disfrutar más.
Si disfrutar es rozar el límite. ¿El momento más duro de una carrera ultraman?
Para mí, que no me gusta nadar, hacerlo durante diez kilómetros en el océano es un elemento de estrés brutal.
¿Cómo se supera algo así?
Si en esos momentos tuviera una microcámara en mi cerebro, sería un peliculón.
¿Del estilo «Rambo»?
De cómo engañar al cerebro para que resista. Es clave en el ultrafondo darte pequeñas motivaciones y decirte «venga va, diez minutos y bebo; otros diez y como algo, otros diez y...». Ansío desde el minuto uno salir del agua y coger la bicicleta. Lo paso mal.
Su lema es «no sé dónde está el límite, pero sí dónde no está».
Y no está en la especulación en bolsa. He sobrevivido a la crisis tecnológica, a la bancaria... La gente me pregunta por qué no dejo la bolsa y me dedico de lleno al deporte, pero es que soy diez veces mejor broker que deportista. Me siento muy orgulloso de mis logros profesionales frente a tanto contratiempo. Deportivamente he acabado dos maratones de Sables y tres ultramanes, pero tiene más mérito sobrevivir a los avatares de la bolsa.
¿Aplica las mismas técnicas en el desierto que en el parqué?
En ambas, constancia. Si luchas, triunfas en la bolsa y en el deporte. Hay que trabajar día a día y no rendirse nunca.
Y para sortear la crisis, ¿qué?
Me sabe mal decir esto, pero para el especulador de bolsa la crisis ha sido una grandísima noticia porque tanta incertidumbre y volatilidad ha procurado un buen año de negocio. Yo creo que para escapar de la crisis la gente tiene que ser auténtica y empezar a hacer lo que le gusta.
¿Su mejor marca en la bolsa?
La explico en el libro. La peor fue el 23 de abril de 2006, que perdí 110.000 euros, y la mejor al día siguiente, que recuperé el 90% porque Dios se dio cuenta de que no era justo que perdiera ese dinero. ¡Ni siquiera tenía que haber estado en Barcelona!
Además le saca jugo crematístico al deporte.
Es un pequeño negocio. Mi web tiene 1,5 millones de páginas vistas al año y 800.000 visitas. Cada visita la trato como a un cliente, porque gracias a ello las marcas deportivas de primera línea quieren patrocinarme.
¿Y qué ofrece al internauta?
Eso es lo que me sorprende: hay 2.800 personas cada día que sólo quieren saber lo que hice el día anterior y me intriga. El éxito de josefajram.com es el blog, que si he corrido tanto, pedaleado cuánto... Es inquietante.
¿Qué le ven?
Pues ven en Josef Ajram un personaje de cómic. Y cito a más de un lector. La gente alucina con que un tío tatuado como yo trabaje en la bolsa y encima se vaya por el mundo haciendo carreritas. A la gente la vuelve loca, es un «life-style» increíble para ellos.
Ya que lo dice: lleva una fortuna tatuada en su piel.
Mi abuela, que era una sabia, siempre me dijo que tenía que invertir en mí mismo. El primero fue en el año 2000, un tatuaje en el ombligo; pero por el que siento más orgullo es por el de los dedos de la mano, que crea una curiosidad y atracción extraordinaria.
¿Alguna otra manía?
Hacer las cosas lo mejor posible. Agota, y para el que se exige mucho es complicado. Pero es mi camino a la felicidad.